El confinamiento no solo afecta a los humanos, también tiene consecuencias para sus compañeros de cuatro patas. «¡Nena, mi perra se ha vuelto loca!», le anunció hace pocos días una clienta a la adiestradora María Luisa Pérez. «El cambio de hábitos puede hacerles desarrollar conductas destructivas, e incluso autolesionarse en las patas y en la cola», explica esta profesional cuyo centro, Piolcan, está en Santa Ana (Cartagena).
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